La nutrición autótrofa hace referencia a la
serie de procesos por los cuales ciertos seres vivos sintetizan compuestos
orgánicos a partir de compuestos inorgánicos. Los seres vivos capaces de llevar
a cabo este tipo de nutrición se denominan organismos autótrofos y para ello
necesitan moléculas inorgánicas que se encuentran en el medio y una fuente de
energía que puede provenir de la oxidación de compuestos inorgánicos o de la
luz solar.
Los organismos autótrofos son la base de
todos los ecosistemas, pues los compuestos que producen no solo son utilizados
por ellos mismos, sino también por los organismos heterótrofos que se alimentan
de ellos. La mayoría de los autótrofos producen oxigeno (O2) y glucosa
[C6H12O6), vitales para la mayor parte de los seres vivos, ya que se utilizan
en los procesos de respiración celular y síntesis de biomoléculas.
Durante la nutrición autótrofa ocurren varios
procesos que permiten que tanto la materia como la energía sean utilizadas de
forma eficaz. En primer lugar, las sustancias inorgánicas utilizadas como
materia prima para la síntesis de moléculas orgánicas deben ser absorbidas del
medio a través de estructuras especializadas. Luego, estas sustancias se
transportan hacia los lugares en donde se utilizan y se producen las reacciones
químicas que permiten la formación de compuestos orgánicos, ya sean organelos o
estructuras celulares en el caso de los unicelulares, o tejidos y órganos
especializados en el caso de los pluricelulares. Después de que las moléculas
orgánicas son sintetizadas, estas son transportadas hacia los lugares en donde
se necesitan para obtener energía en forma de ATP y garantizar el
funcionamiento del organismo o para ser almacenadas como reserva energética
para necesidades futuras.
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